Miembro del equipo profesional de FAMILIA
Ana María Gutiérrez forma parte del equipo de profesionales de Familia Acompañantes desde hace dos años, pero su experiencia va mucho más allá. Trabajó diez años en una cooperativa de salud hasta que surgió la posibilidad de buscar mejores opciones laborales, mientras asistía de manera particular a personas con necesidades especiales.
Para Ana María uno es acompañante toda la vida. "Es la base de la familia, mi hermana y yo tuvimos una buena base en casa" recuerda, "siempre fuimos muy cercanas y cuando empezaron a pasarnos algunos problemitas de salud nos hicimos más unidas".
En ese momento vivía y trabajaba fuera de Uruguay pero ante el requerimiento familiar tuvo que regresar a casa. "Dio la casualidad que en ese momento mi madre se hizo cargo de la atención de mi abuela y me cedió su trabajo: era un matrimonio que necesitaba una persona de confianza para su asistencia y compañía". Durante ocho años Ana María se convirtió en su mano derecha. "Aprendí mucho, fueron muchos años en los que tomé contacto con personas mayores y pasé por muchas situaciones".
Como integrante del plantel de profesionales de Familia Acompañantes, Ana María tuvo la oportunidad de tomar contacto con diferentes realidades. Conoció a una señora que tenía a su madre con Alzhéimer y estuvo a su lado en su etapa más crítica. "Éramos tres cuidadoras abocadas a su bienestar y confort. Su hija sabía que era inexorable y nuestra misión era evitar cualquier sufrimiento que pudiera tener durante todo ese proceso. Recuerdo que fue difícil emocionalmente pero tuve que procesar ese sentimiento, superarlo y salir adelante".
"Así es la vida" reflexiona. "Es la evolución natural y nuestra función profesional es la asistencia, aportando nuestro conocimiento y experiencia con todo respeto. Cada caso es diferente del otro y está en la naturaleza de cada funcionaria conectar con esa persona y hacerla sentir segura".
