María Elena Muñoz Pombo (62)

Los días de María Elena están llenos de alegría. Hace unos años fue sometida a un trasplante de riñón y, desde entonces, todo cambió. De vivir sumergida en la tristeza pasó a disfrutar de la vida. “Soy una persona muy afortunada”.

María Elena Muñoz Pombo (62)

Socia de FAMILIA Acompañantes y de la Asociación Española


María Elena Muñoz Pombo es esposa, madre y abuela. Tiene dos hijos que están cerca y tres nietos que están más cerca todavía, porque los ve a diario y los cuida. Disfruta de cada momento con ellos y se siente una persona muy afortunada.

 "Antes del trasplante mis días eran muy grises, llegó un momento en el que ya no tenía ni esperanza, fue un tratamiento muy duro porque tengo problemas vasculares y, además, en ese momento no tenía nietos.... ¡y después vino todo junto! El trasplante, mis nietos y como que la vida me dio un regalo", cuenta con alegría.

María Elena venía luchando con una enfermedad desde el año 2008; estuvo en diálisis siete años y finalmente fue trasplantada en el 2014. "Ahora estoy bárbara, con los cuidados y reparos que debe tener un trasplantado, pero por lo demás estoy muy bien".

Desde el 20 de enero de 2018 estuvo en tratamiento, precisamente, por una infección y el 9 de abril tuvo que ser hospitalizada. "En esa internación fui asistida por tres personas de Familia Acompañantes y una de ellas, en particular,  fue una señora muy agradable, carismática y positiva. Generalmente cuando una está internada no siempre está de buen carácter, pero ella no solo me acompañó, fue un soporte", afirma.

 

Fe y esperanza

 

Muy emocionada, María Elena cuenta que tiene la costumbre de rezar todos los días y que durante el tiempo que estuvo en el sanatorio su acompañante la acompañaba en el rezo. "En general, las tres personas que me acompañaron estuvieron muy bien, pero ella tenía algo especial, una persona muy dulce, se ve que fue muy sacrificada su vida pero a pesar de eso es muy creyente, con mucha fe, siempre dándole a una muchísima energía".

Cuando le dieron el alta y pudo volver a su casa, María Elena no supo cómo agradecerle y pensó que al menos debía escribir una carta a FAMILIA, para que supieran lo satisfecha que estaba con el servicio. 

Hoy, los días de María Elena están llenos de alegría. Primero nació su nieto Luciano por parte de Jorge, su hijo de 36 años. Después se sumó Agustín y, a la vez, su hija Laura (35 años) tuvo a Catalina. "Estos pichoncitos me dan mucha energía" dice.

La abuela define al mayor de sus nietos como un poco travieso. "En un tiempo me tenía solo para él y cuando estaba internada a veces se escapaba y me visitaba en el sanatorio". Hoy Luciano tiene apenas 2 años, Agustín 5 meses y Catalina 2 meses.

María Elena puede llevar una vida normal. Después del trasplante, su esposo, sus hijos y en especial sus tres nietos le han devuelto la esperanza.