María de la Concepción Cornelius Jacques (92)

María Cornelius ya está en su casa, tras ser sometida a una cirugía de emergencia. En ese momento, su hija Ana Elisa coordinó el servicio de FAMILIA: "Queríamos que se sienta siempre contenida, porque sabíamos que las acompañantes la iban a ayudar en su recuperación". 

Socia de FAMILIA Acompañantes y de la Asociación Española

Ana Elisa y su madre, María, tienen rasgos muy parecidos. La forma de los ojos, la sonrisa, los gestos y, en especial, la calma que ambas inspiran con su sola presencia. Estando juntas, una a la par de la otra, se hace más que evidente el parentesco. Pero lo más notable y admirable es esa especie de "vibra" que fluye entre ambas. Una vibra cargada de amor. La conexión es muy buena y ahora tal vez más, después de haber superado juntas una enfermedad que obligó a María a internarse, para ser sometida a una cirugía de emergencia en la Asociación Española.

Comenzó con un dolor de estómago cada vez más persistente y molesto. Finalmente, y después de una serie de estudios y consultas médicas, María fue hospitalizada. "Mi madre tiene 92 años, estuvimos muy preocupados pero finalmente superó la operación, hizo fisioterapia y ahora se está recuperando muy bien", comentó Ana Elisa muy orgullosa.

Tal como la describe su hija, María siempre fue una persona muy independiente, dinámica y saludable. Por eso, cuando enfermó se activaron todas las alertas en la familia: "Estuvo muy débil, tuvo anemia y su ánimo también decayó, pero poco a poco fue saliendo". Entre sus hijos, nietos y sobrinos se organizaron para estar a su lado y, además, se coordinó el servicio en FAMILIA Acompañantes. 

"Su enfermedad fue todo un estrés. Nos asustamos mucho, sobre todo porque al principio no podíamos dar con un diagnóstico. Pero por suerte pasamos esta dificultad y ya estamos en casa más tranquilos", reconoció Ana Elisa.

En nombre de su madre, tuvo la iniciativa de enviar una felicitación a las acompañantes y a todo el equipo profesional de FAMILIA, al que calificó de "culto, abnegado, afectuoso y humano".

Hoy, María confiesa que está "de lo más bien, gracias a Dios". Con una sonrisa repuesta y ante la atenta mirada de su hija, agregó: "Poco a poco recuperamos la tranquilidad así que vamos a celebrar en estas fiestas de fin de año por partida doble".