Yolanda Mora - Acompañante

“El ser humano se ha olvidado de las cosas sencillas, el amor cura mucho. No siempre podemos hacer grandes cosas, pero sí podemos hacer cosas pequeñas con gran amor. Hagamos de algo ordinario algo extraordinario.”

Yolanda Mora - Acompañante

Miembro del equipo profesional de FAMILIA

El cambio empezó hace más de un año, cuando Yolanda Mora vino de Venezuela a visitar a su hijo. De profesión abogado, él llevaba un tiempo radicado en Uruguay haciendo una maestría y la invitó a pasar unas vacaciones en Montevideo.

Lo que en principio serían tres meses se convirtió en una propuesta formal para una estancia más prolongada. "Entonces abrimos la fecha de regreso del pasaje, pero puse como condición que debía conseguir un trabajo porque si no me iba antes", contó ella.

Yolanda es profesional universitaria, hizo carrera en el área hospitalaria y fue funcionaria de salud en su país. Al poco tiempo de iniciar la búsqueda, comenzó a trabajar en una organización no gubernamental, hasta que FAMILIA Acompañantes la convocó para integrar su equipo de profesionales.

 

Darlo todo: de eso se trata

 

"Jamás me hubiera imaginado que a mi edad, tengo 60 años, iba a recomenzar de cero en un país que no conocía. Porque no es lo mismo pasar por esto a los 25 o a los 30 años. Creo que este trabajo como acompañante es lo más importante que hice en mi vida, porque me ha permitido ver la fibra más pequeña y delgadita del ser humano, en un momento que requiere tanto apoyo", reflexionó.

"Aquí vi enormemente que el amor existe", dice emocionada. "He visto el amor tan pleno, tan despegado... de un padre de ochenta y tantos por un hijo de cincuenta. He visto ese beso de amor. Vi el amor de una pareja con sesenta años de casados donde él le decía 'mi muñequita´ y ella le decía 'mi muñequito´. Creo que yo no he dado nada, sino más bien a mí me han dado mucho, porque esto no te lo da ni la universidad ni el mejor libro. Estas experiencias solo las encuentras en el libro de la vida, en el día a día", expresó.

Yolanda siente que dio todo lo que hay en ella y, en respuesta, vio el amor desde diferentes ángulos. "Mi primer domicilio cubriendo el servicio fue en una familia muy bonita y la experiencia fue extraordinaria. Luego llegó a mi vida una pareja de hermanas, una cuidaba a la otra que estaba enferma y tú podías ver y sentir el amor. Después llegó un padre que estaba junto a su hijo y era muy emocionante verlos, tan unidos y con tanto amor entre ellos".

"El ser humano se ha olvidado de las cosas sencillas, el amor cura mucho. No siempre podemos hacer grandes cosas, pero sí podemos hacer cosas pequeñas con gran amor. Hagamos de algo ordinario algo extraordinario", concluyó Yolanda.